martes, 19 de abril de 2011

Unos boletos a las tortugas

Cuando un profesor, educador, entrenador, o como usted guste llamarlo, encuentra un alumno talentoso es muy probable que este logre estimularlo.
Antes de seguir definamos que considero talento: para mi es alguien que puede captar, entender, pero sobre todo asimilar y utilizar conocimientos con una gran rapidez, en definitiva es capaz de adquirir habilidad en algo con una velocidad llamativamente rápida.

Frente a un talento de este tipo, quien le esté suministrando alguna técnica especifica o enseñando algo, la tiene muy pero muy fácil y esto hace que sea un verdadero placer trabajar con ellos. A este tipo de talentos yo les llamo: las liebres.
Por otro lado están las tortugas: aquellos estudiantes que van muy lentamente. A veces incluso pasmosamente lento. Trabajar con este tipo de personas es muy pero muy difícil. Por regla general sus avances durante algunos periodos parecen estar estancados, lo que hace cuestionarse al educador a cerca de la forma y el tipo de información que se le está suministrando. Es un verdadero reto para el educador lograr que la tortuga avance.

Ahora hablemos de algunas características típicas de estos “dos animalitos”:

Las liebres, como dijimos, es muy rápida, todo les sale a pedir de boca y por ende se acostumbran a que las cosas les salgan bien. Como son tan hábiles, por regla general se tienden a dormir en sus laureles. Se preguntan ¿para que esforzarse en trabajar en este momento si luego puedo hacerlo y rápidamente obtendré resultados? Otra de sus características típicas es ser muy poco tolerantes con sus propios errores, es que en si, no están acostumbradas a tenerlos. Su mayor obstáculo es superar algún tipo de fracaso, por lo dicho anteriormente, el hecho en si de haberlo tenido o poder tenerlo, no es para nada aceptable para ellas.

Para las tortugas, en cambio, siempre todo ha sido difícil. Están acostumbradas a tener que luchar para dar cada paso. Su coraza se ha vuelto cada vez más dura debido a las cosas que ha tenido que pasar. Ellas avanzan, lentas pero inmutables. Por regla general las tortugas desarrollan unas series de habilidades de las que carecen las liebres: una constricción al trabajo duro y una voluntad de hierro son las más comunes.

Cuando una liebre y una tortuga se ponen en carrera para lograr algún objetivo, es natural que pensemos que la liebre se impondrá fácilmente. Sin embargo, por mi experiencia personal, puedo decirles que el resultado de la carrera suele ser el menos previsto. La tortuga logra sobre pasar a la rápida liebre principalmente debido a dos factores: la liebre pierde la concentración y se distrae en otros menesteres, o bien no es capaz de superar algún obstáculo que se le presenta en su camino. Cuando la liebre se encuentra lado a lado con la lenta tortuga no entiende que ha pasado. ¿Cómo es posible que le haya dado caza? Por reflejo intenta acelerar su paso (ponerse a trabajar) pero este no suele ser constante ya que no está acostumbra a hacerlo. Una y otra vez la tortuga suele lograr darle alcance.

Particularmente una de las cosas que más me ha llamado la atención, al ver reiteradamente esta competencia, es que en caso de que la tortuga logre sobre pasar a la liebre es prácticamente un axioma que la liebre no podrá darle alcance.

Por ende, yo que usted siempre me jugaría unos boletos extras a las tortugas, después de todo, como no son las favoritas, ¡pagan muy bien!

2 comentarios:

  1. Muy bueno.
    El problema es que premiamos la rapidez, que es más vistosa, y casi nunca el esfuerzo. La liebre nunca entenderá el talento emocional que tiene la tortuga.
    Gracias, excelente blog.
    gabriel.diano@gmai.com

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  2. Muy buen enfoque del tema!!; creo que lo que diferencia a las tortugas de las liebres es su solida base de conocimientos probados en el campo del ensayo y error y la capacidad de sobreponerse al fracaso.

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