lunes, 28 de octubre de 2013

Una nueva herramienta para usar

Si hay algo común a todos los ajedrecistas es que, varias veces hemos tratado de explicar "nuestro mundo" a personas totalmente ajenas a él. Así, hemos ido aprendiendo que el enfoque directo, no da ningún resultado, por más "color" o pasión que intentemos darle. La otra persona nos escucha pero no nos entiende. La verdad es que nos encontramos en una posición bastante difícil: ¿cómo podemos trasmitir en palabras lo que sentimos, lo que vemos, o simplemente la belleza de ciertos movimientos de las piezas en unas determinadas casillas? Sí, si no hay duda alguna que todos hemos padecido esta sensación de cierta angustia a la hora de tratar de explicar nuestro "pequeño universo paralelo". Es cierto, muchos, de los de afuera digo, son capaces de percibir que "hay algo", pero la mayoría de ellos hasta ahí son capaces de llegar, aunque para nosotros, que ellos hallan sido capaces de percibir que al menos algo hay ya nos deja más que contentos.... ¿verdad?
A medida que vamos ganando en experiencia, a la hora de tratar el tema de explicar el ajedrez a personas ajenas a él, se nos van ocurriendo, para lograr nuestros fines, diferentes "posibilidades tácticas". Así, generalmente, si la persona es cercana a nosotros, le hacemos ver alguna película, tal vez algún documental, etc. Mi experiencia demuestra que, con suerte, con mucha suerte, el efecto de que la otra persona pueda ver algo de nuestro mundo dura muy poquito.
No hay caso, la cosa está realmente complicada para nosotros.



Es por todo lo anterior que tengo que aplaudir, y les pido que aplaudan, a cualquier escritor que nos brinde alguna herramienta que pueda ayudarnos en nuestros fines. En definitiva, vaya un gran aplauso para el GM Jesse Kraai, que acaba de añadir una nueva arma a nuestro repertorio.


GM Jesse Kraai



En "Lisa, a chess novel", definitivamente contamos con una excelente "arma" ya que, con la escusa perfecta de algún cumpleaños, navidad, o algo por el estilo, "matamos dos pájaros de un tiro" el eterno problema de qué regalar y la posibilidad de que un no ajedrecista pueda "sentir" algo de nuestro mundo.


En ella se cuenta la historia de Lisa, una joven californiana de 13 años en la preadolescencia, ya se imaginarán que no está libre de los frecuentes problemas que esta fase conlleva, que va entrando poco a poco en "nuestro mundo". ¿Pero acaso la novela es sólo para los de "afuera"? Pues, definitivamente, no! Nosotros incluso la disfrutaremos más, muchísimo más. Para nosotros hay grandes cosas por ejemplo, el entrenador de Lisa, en la novela, es un GM de la ex unión soviética, o sea nada menos ni nada más que el entrenador que muchos hubieseis querido tener. Él le explicará a Lisa. la tradición rusa, el tipo de respeto que nuestro juego merece y el cual debemos darle. Le contará lo que sienten y sentían los jugadores de las repúblicas de la ex URSS, al tener que dar el gran paso y radicarse en Estados Unidos. También, en la novela, nos toparemos con personajes por todos conocidos como por ejemplo aquellos aficionados que hablan de sus aperturas favoritas como si fuesen artículos deportivos que han adquirido y que les dan una ventaja competitiva, o aquellos que se acercan a los jugadores fuertes en busca de la receta para mejorar su juego y tras escuchar "lo mejor que puedes hacer es analizar tus partidas" se van con la sensación de haber sido engañados......

Y hay mucho, mucho más, incluso un intento de contestación a la eterna pregunta de qué es el ajedrez.....
Claro, podría escribir más, pero creo haber cumplido con mi objetivo: dejarlos con las ganas de leerla y ver si ella puede ser, como lo ha sido para mi, una nueva "herramienta" para comunicarnos con el “afuera”.

A continuación les ofrezco ciertos pasajes de la novela que me han gustado mucho:

Lisa came up to this woman and said, “Hi Wim, my name is Lisa. Me and Shreya are here to record our result.”
Ruth laughed and said, “Nice to meet you, Lisa. My name is Ruth. WIM stands for Women’s International Master.”


"Alone, hidden, the pieces know what they want, but the people who move them don’t seem to know at all." 

I don’t know what chess really is. I sometimes feel like there is more going on. I can’t see it. I only sense it. 

...And when you talk to queen she maybe tell you that she now smell black king blood at thirty part per million, like shark. 

“Please listen, Lisa,” Ruth said. “I didn’t have a chess coach. And most everybody you play with here—they didn’t have a coach either. They didn’t have somebody for whom chess was part of their soul. For us, chess is a magical world that we can look into—but not a place we can live in. That’s why you need to follow Igor.”

 “Listen, Lisa: We tell our kids that they should learn, that they should go to school. We tell them that thinking, reading and art are the highest achievements. And we construct palaces for them to pursue these things—a thought palace with the noblest marble floors, wood paneling and vaulted ceilings. But then we say that the palace is not real, we say that it’s only a training ground for the real world. We tell our children not to pursue music in earnest, or painting, or chess. We say they will not be able to earn a living with it. We tell them that they will not be able to become professionals with these arts.
“It’s the biggest regret of my life, Lisa, that I believed them. Because if you ask the same people: What is important? What gives your life meaning? What gives you joy? You always get a fumbling toward the beautiful. A song. An insight. A harmony that not only explained their self to the world, but elevated them, for a timeless moment, beyond all the stuff around us that points to death.” PD: quien quiera oir que oiga!!!


He said that the moves of average players have only one idea behind them. Like a dog chasing after a ball, their chess is full of just one greedy intention.  

A ver a quien le suena esto: "Igor said he knew what Fresno would be like: He would neither eat nor sleep well, he would have to play two games a day for each of the three days of the tournament. That meant he could play up to twelve hours a day. And he would have to play against several players much weaker than himself. This was American chess culture, he said: nasty, brutish and long. "

Jejeje siempre lo mismo en todas partes del mundo: "... The men talked about their repertoires as if they were a fancy piece of sports equipment that would not only give them a competitive edge, but would somehow allow them to experience the full power of the game. On an expensive surfboard, they would ride the thoughts of past masters. With their professional tennis racket, they would use spin and torque."

... Please understand Russian view: endgame foundation of house. Opening like paint, can be changed....   

... Igor had said of American chessplayers: “They like women, never know own power, put fancy clothes on outside—to hide from themselves. Make superficial play.” 

"... Like a black-square bishop, Lisa groped at the half of the board she couldn’t see. For there had to be an answer; she hadn’t made such a bad mistake for her position to be so completely unplayable."  

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